La hiporexia, también conocida como pérdida del apetito, es un problema común en los ancianos que puede tener varias causas y consecuencias graves. A continuación, mencionaremos algunos aspectos importantes y las consecuencias que puede traer si no es controlada a tiempo
Causas de la hiporexia en ancianos:
Cambios fisiológicos: Con la edad, ocurren cambios en el sistema digestivo, disminución del sentido del gusto y el olfato, y alteraciones hormonales que pueden reducir el apetito. Enfermedades crónicas: Condiciones como demencia, depresión, enfermedad de Parkinson, cáncer y enfermedades respiratorias pueden afectar el apetito. Problemas dentales: La falta de dientes, las prótesis mal ajustadas o la sequedad bucal pueden dificultar la masticación y reducir el apetito.
Otros motivos:
- Efectos secundarios de medicamentos: Ciertos fármacos, como antidepresivos, analgésicos y medicamentos para el tratamiento del cáncer, pueden causar hiporexia.
- Factores sociales y ambientales: El aislamiento social, la soledad, la depresión y un entorno inadecuado pueden contribuir a la pérdida de apetito.
Consecuencias de la hiporexia en ancianos
Desnutrición: La ingesta insuficiente de nutrientes puede llevar a la desnutrición, lo que aumenta el riesgo de infecciones, úlceras por presión, fatiga y debilidad muscular. Pérdida de peso: La hiporexia prolongada puede provocar una pérdida de peso significativa, lo que a su vez puede aumentar el riesgo de sarcopenia (pérdida de masa muscular) y fragilidad. Disminución de la calidad de vida: La desnutrición y la pérdida de peso pueden afectar la independencia, la movilidad y el bienestar general del anciano. Deterioro Cognitivo: La desnutrición puede exacerbar los problemas cognitivos y aumentar el riesgo de demencia.
Un enfoque multidisciplinario que involucre a profesionales de la salud, familiares y cuidadores es fundamental para prevenir la pérdida de apetito en el adulto mayor